sábado, 31 de mayo de 2008

Deportes- El Skate


Deportes de riesgo

Hechos... La revista.

"Si seguís patinando, ya no podré volver a operarte y vas a tener que andar con bastón", le dijo el traumatólogo al skater Claudio Cichero, cuando éste se rompió una rodilla saltando una rampa. Le pusieron dos clavos de titanio que ahora le impiden arrodillarse, pero sigue patinando a pesar de las dieciséis fracturas que contabiliza desde que se paró sobre un skateboard por primera vez, a los siete años. Dejó de competir, pero aún puede jactarse de haber pasado más tiempo "arriba de una patineta, que sobre el piso".
No es el único: se calcula que en la Argentina hay 5000 skaters amateurs y unos veinte que se dedican en forma profesional a un deporte al que, durante años, se lo asoció a la marginalidad y a las drogas. "Por sus orígenes hippies y, más tarde, la influencia del punk se lo estigmatizó mucho", indica Juan Corvalán, que acusa treinta años y dieciocho de skater. "Empezás a patinar a los doce años y un día tenés algún evento formal y te das cuenta de que en tu ropero sólo hay pilchas skater", agrega. Junto con Cichero, integra un grupo de argentinos que buscan demostrar que el skaterboarding es un deporte y no una actividad de vagos o delincuentes.
El skate surgió en EEUU, pero cobró impulso veinte años después cuando un surfer californiano desarrolló una rueda de uretano. También se construyó el primer skatepark al aire libre para practicar la disciplina y se crearon nuevas acrobacias para mantener el interés en el mismo.
De esta forma, el skate tuvo un éxito arrollador y se realizaron varios campeonatos en todo el mundo. En 1991, una recesión económica sacudió el mundo y la industria se vio gravemente afectada.
Actualmente, gracias a los Extreme Games de ESPN, el skate está recuperando el terreno perdido. Esto es posible debido a que el deporte es muy divertido y, además, seguro, ya que en términos de lesiones es más seguro que otros deportes más violentos, como el football americano o el hockey.
Carlos Maciel 3º A Eco
(Colaboración del Prof. Alfredo Goñi)